En un mundo ideal…

¡Hola preciosa!

Con este solecito que está empezando a salir en Barcelona ha llegado la inspiración, y hoy quiero compartir contigo algo que es muy conocido para mí: la idealización.

¿Cuántas veces te ha pasado que te has imaginado algo de X manera? Te has montado tu película de que eso sería perfecto, de que esa situación es lo mejor que podría pasar… Y cuando ha sucedido (si es que alguna vez tus altas expectativas se han cumplido), tampoco ha sido para tanto, o ha supuesto algo que no esperabas y con lo que no habías contado. A mí me ha pasado un montón de veces, me cuento y me vendo mis historias de una manera increíblemente convincente, y obviamente lo hago de manera inconsciente.

Y todo esto te lo cuento desde mi experiencia, me vendo a mí misma que X es lo que quiero, enumero todos los beneficios, cómo me voy a sentir…, y pierdo la perspectiva. Me monto un mundo ideal, y a menudo poco realista. Y cuando consigo eso que deseaba (a veces) me desinflo y me “frustro”. ¿Te pasa esto también a ti?

El cerebro tiende a irse al futuro y al pasado. Y tampoco demonicemos esto, el cerebro te “prepara” para todas las posibles posibilidades (es su función), por eso está analizando constantemente todo aquello que pasó o que podría pasar. Lo realmente retador es estar en el presente, simplemente observando y sintiendo lo que está pasando aquí y ahora.

Idealizar y fantasear sistemáticamente te aleja de lo que realmente está sucediendo. Estar montándote películas en tu cabeza puede ser una “vía de escape” en un momento concreto, pero el ser humano tiende a polarizarse, y cuando hace algo, lo hace mucho o muy poco. Observa cómo es en tu caso.

Así que por un momento te invito a que todo aquello que imaginas, o que quieres que pase, lo dejes en pausa, y atiendas lo que te está pasando ahora. Encargándote de ti en este preciso momento. (Para eso puedes utilizar la meditación compartí contigo hace un tiempo.)

Idealiza o fantasea conscientemente. Ponernos en escenarios ideales nos permite ver hacia dónde queremos dirigirnos, nos impulsa y nos hace ir hacia adelante, pero ojo con meternos en nuestra propia trampa. Por eso tengo tan presente (y tantas veces fallo también) en preguntarme por el camino: ¿Cómo me sienta esto? ¿Hay algo que no se siente bien? ¿Por qué? Hacerme esas preguntas me permite parar y ver si lo que estoy andando realmente me ayuda a sentirme como me quiero sentir.

Pero ni eso es tan bueno, ni tan malo. Imagina que quieres vivir en el campo, y te ves viviendo en una casa de madera, rodeada de naturaleza, teniendo tu propio huerto y tomando café frente a una chimenea. Yo leo esto y lo quiero. Ahora vayamos a la otra parte. Vivir en el campo puede suponer estar alejada de supermercados, hospitales, y restaurantes. Además, no llega comida a domicilio, en invierno te cagas de frío y como se te apague la chimenea la has jodido, las tuberías se congelan y te quedas sin agua corriente. En verano hay mil mosquitos, y el huerto te da trabajo para 3 horas al día. (No digo que vivir en el campo sea esto, porque nunca he vivido allí, pero es un posible escenario.)

Y con este ejemplo creo que se refleja lo que quiero decir (por cierto, me encantaría vivir en el campo, pero hay que tener en cuenta el “precio” que supone, TODO tiene un precio). Cuando fantaseamos nos quedamos solo con la parte bonita de la historia y tendemos a omitir la menos agradable.

Así que te propongo (y me propongo) algo, si vamos a fantasear disfrutémoslo, pero alejémonos un poco para tomar perspectiva y ver si nos estamos dejando parte de la historia. De esta manera siento que viviremos con más libertad.

¿Qué piensas sobre esto? ¿Te suele pasar lo mismo que a mí? Me encantaría saber cómo te lo montas tú con tus fantasías e ideales. Cada comentario aporta muchísimo valor a quien lo lee, te invito a que comentes lo que sea que te apetezca y entre todas nos vayamos nutriendo. Tu experiencia es importante, para ti y para el resto.

Te abrazo fuerte, valiente.

Caminamos juntas.

Adriana

Anterior
Anterior

No sé cómo explicarte esto…

Siguiente
Siguiente

Esclavitud autoimpuesta