Esclavitud autoimpuesta

¡Hola preciosa!

Madre mía, parece que haga meses que no te escribo. Están siendo unas semanas muy intensas, de muchísimo aprendizaje, es que no te lo puedo llegar a expresar con palabras. Siento como si alguien desde arriba me hubiese sacudido, y todo se está tambaleando. La buena noticia es que me gusta la dirección que está tomando, solo que necesito un tiempo para asimilarlo todo.

Quizás no estás entendiendo nada ahora mismo. Así que para resumirlo mucho… En 5 meses he dejado mi trabajo, he empezado a ir a terapia, mi pareja y yo lo hemos dejado, y estoy poniendo toda mi energía en mi emprendimiento. Todo esto me está poniendo frente a frente con mis luces y mis sombras, y me estoy viendo como nunca antes. Está siendo realmente interesante y transformador.

Pero más allá de contarte mi vida, que puede que te interese, o puede que no… He tenido un arrebato por escribirte, y es que me acaban de confirmar que he aprobado una formación en 'Coaching para mujeres emprendedoras' a la que me inscribí antes de que mi vida diese un vuelco. Y es precisamente sobre esto de lo que te quiero hablar.

Siempre he sido una persona muy curiosa e inquieta, me encanta aprender cosas nuevas, y me he ido apuntando a TODO lo que veía que me interesaba: formaciones pagadas, congresos gratuitos, talleres, masterclasses, retos, programas de X días para (lo que sea…). He ido haciendo todo eso metida en una rueda de hámster, sin plantearme nada, solo teniendo en cuenta el afán de conocimiento.

Y probablemente esta sea la newsletter más honesta hasta el momento, te voy a revelar uno de mis grandes descubrimientos, y esta forma de ir por la vida que tan poco bien me está haciendo.

Aquí es cuando me reafirmo en que la escucha interna es tan importante (y la que me veo entrenando todo el puñetero tiempo, porque me pierdo). Formaciones a las que me inscribo con ilusión y se convierten en un agobio, trabajos que dejo para el último día porque no me da la vida con tantas cosas pendientes, leer y no enterarme de nada, demasiado por asimilar; en resumen, mi cerebro está frito. Y es que no se puede abarcar tanto. ¿Te suena esto? Quizás no sea específicamente con formaciones, pero sí con información que consumes, o tareas que haces. Quizás tengas una lista de pendientes que, siendo realista, ni en 3 vidas vas a poder terminar.

La cuestión: este tema sale en terapia, el hacer compulsivamente… Y BOOM, todo salta por los aires. ¿Para qué estoy haciendo tanto? ¿Qué pasa si no me inscribo a ese taller que tiene tan buena pinta? ¿Para QUIÉN hago todo esto? Yo pensaba que para mí… Y una parte sí, PEEEEERO… Mi subconsciente lo entiende de otra manera. Y esto es algo mío muy personal (pero lo comparto contigo por si te sirve para cuestionarte algo).

Allá voy, (te juro que estoy dudando mucho en contártelo o no porque es exponerme a saco, pero aquí hemos venido a jugar…) de manera inconsciente hasta ahora he funcionado con el programa: cuando más hago y más me formo, más sé, y más me van a querer. Como si mi valía dependiese de lo que sé… Lo leo y me parece loco, pero claramente para mí tiene sentido.

Al fin y al cabo, la mayor necesidad de todo ser humano es sentirse amado, y cada una de nosotras se lo monta de diferentes maneras para sentirse así. Y esto es tan extenso que daría para estar horas escribiendo sobre esto. Poder ver (en este caso) mi mecanismo me está ayudando un montón a pillarme, y poder hacer algo diferente, no entrar en el automatismo sin darme cuenta.

Y aquí esta la reflexión, ¿cuánto de lo que hago es realmente para mí? La línea es finísima. Si nadie nunca fuese a saber lo que estoy aprendiendo, si no pudiese compartirlo con nadie, ¿lo haría? Y hay muchísimos matices, yo AMO comunicar, y obviamente todo lo que aprendo se va a ver reflejado en lo que comparto. Pero me parece importante encontrar un equilibrio.

Yo me estoy dando cuenta de que suelo polarizarme, o todo o nada. La cuestión está en ir encontrando el equilibrio, habrá días que lo consiga, y otros que no. Está bien, todo forma parte de la vida. Me imagino (un mundo ideal) en el que estoy enfocada en 1 o 2 cosas, y soy capaz de decidir si es momento o no de hacer eso que se me presenta. Y es que al final lo importante es disfrutar de lo que estamos haciendo/aprendiendo, cuando eso se convierte en algo que agobia, que aprieta y te quita la energía… ¿Qué sentido tiene? Si lo has elegido tú no debería de ser un suplicio.

Así que ese es el motivo por el que he estado bastante ausente, a parte de toda la revolución en mi vida, NECESITO ir terminando cosas y no meterme en más. NECESITO tener ratos de descanso. NECESITO liberar a mi mente de tanta exigencia.

Y ahora te pregunto:

  • ¿Qué relación tienes con el hacer? ¿Y con el aprender?

  • Haz una lista de todas las cosas pendientes que tienes/quieres hacer. ¿Estás segura de que quieres hacer todo eso? Quizás puedes liberarte de alguna.

  • ¿Para quién haces lo que haces? Sé muy honesta contigo, es una pregunta difícil de responder…

  • Antes de apuntarte a algo pregúntate: ¿realmente es momento de iniciar esto? Si decides que no es momento, ¿cómo te hace sentir el “dejar escapar” esa oportunidad?

  • ¿Cómo lo haces tú para que los demás te quieran?

  • ¿Hay algo que te ha resonado, molestado, o tocado especialmente?

Deseo de todo corazón que esto te pueda ayudar a hacer una pausa y poder ver desde qué lugar te estás relacionando con el hacer, el aprender y las listas de tareas.

¿Cuáles han sido tus sensaciones al leer esto? ¿Qué te gustaría compartir con otras mujeres? Cada comentario aporta muchísimo valor a quien lo lee, te invito a que comentes lo que sea que te apetezca y entre todas nos vayamos nutriendo. Tu experiencia es importante, para ti y para el resto.

Te abrazo fuerte, valiente.

Caminamos juntas.

Adriana

Anterior
Anterior

En un mundo ideal…

Siguiente
Siguiente

¿Cómo es tu mirada?