solt… ahhhr

¡Hola preciosa!

Voy a seguir haciéndote propuestas, que como no podría ser de otra manera, son temas que están presentes en mi día a día. La vida viene a mostrarte eso a lo que necesitas prestar atención, y me encanta poder utilizarlo para compartirlo contigo y poder hacer una pequeña revisión.

Hoy quiero hablarte sobre el soltar. Menuda palabrita, a veces me dan escalofríos y otras la siento como una medicina… real.

Y antes de que sigas leyendo te hago una pregunta: ¿Qué te viene a la mente cuando piensas en la palabra soltar?

Cuando pienso sobre la necesidad de soltar me imagino a mí misma con los brazos llenos de cosas que trato de sostener, como cuando vas a hacer la compra y no coges cesta porque solo necesitas dos cosas, pero acabas con los brazos hasta arriba, pues así.

Durante nuestra vida vamos “cogiendo” etiquetas, hobbies, relaciones, actitudes, pensamientos, etc… pero si no vamos revisando de vez en cuando y viendo si eso sigue alineado con nosotras, tendemos a cargarnos de más. Y llega un punto en el que los brazos no aguantan más, y hay cosas van cayendo por su propio peso, es imposible sostenerlo todo.

Y te voy a contar algo que me ha pasado, y me ha traído esta reflexión.

Hace unos meses, supe que iba a tener bastante más tiempo libre, así que, ¿qué hice? Pensé… voy a recuperar mis clases de costura que tuve que dejar hace un par de años porque no me daba la vida. Llamé, justo tenían una plaza libre y dije: el destino quería que fuese para mí…

Meeec, error. En ningún momento me planteé si las clases de costura estaban alineadas con la persona que soy ahora. Yo me suelo mover bastante por impulso, y cuando quiero algo lo quiero ya, por lo tanto, muchas veces no me paro a pensar. Yo también estoy en el camino…

¿Qué pasó? Que empecé mis clases y estaba muy feliz, me hice un pantalón, por cierto es monísimo, y lo disfruté mucho. Pero a medida que pasaban los días sentía que algo no estaba del todo en coherencia. Me costaba mucho salir de casa para ir a clase, no tenía en mente ningún proyecto que me apeteciese… Y aquí es cuando saltan las alertas, ¿es eso realmente para mí?

Pero, ¿qué pasa? Que esta pregunta muchas veces es jodida, porque implica mirar hacia adentro, analizar, y probablemente darte cuenta de que ya no eres la misma de antes, que has cambiado, y que lo que antes te gustaba ahora ya no es una prioridad. Y para mí, aceptar ese cambio es lo complicado, porque me encuentro durante un tiempo en un limbo en el que no sé quién soy, ni que quiero, y me siento perdida.

Estoy leyendo El libro tibetano de la vida y la muerte, y cuando leí esto me pegó fuerte: “Solo cuando creemos que las cosas son permanentes nos negamos la posibilidad de aprender del cambio. Si nos negamos esta posibilidad, nos cerramos y nos volvemos codiciosos. La codicia, el aferramiento, es la fuente de todos nuestros problemas. Puesto que, para nosotros, la impermanencia equivale a angustia, nos aferramos desesperadamente a las cosas, aun cuando todas las cosas cambian. Nos aterroriza desprendernos de ellas; de hecho, nos aterroriza vivir, ya que aprender a vivir es aprender a desprenderse. Y esta es la tragedia y la ironía de nuestra lucha por retener: no sólo es imposible, sino que nos provoca el mismo dolor que intentamos evitar.”

Mis clases de costura es solo un pequeño ejemplo, pero ahora llévalo a otros temas más determinantes, como son las relaciones, la profesión, las conductas, los hábitos… Reconocer que no eres una cosa, implica buscar nombre para lo que sí que eres, ese es el dilema de los seres humanos, que necesitamos ponerle nombre a todo, porque nos ayuda a controlar lo que pasa; y entonces volvemos a caer en lo mismo, una y otra vez, porque nos apegamos a eso que creemos que somos. Y no poder ponerle nombre a menudo nos hace sentir perdidas.

Esta mañana ha venido a mi mente: “Soltar es deshacernos de una parte de la identidad que nos hemos creado.” Y no puede resumir mejor lo que trato de compartir contigo. Soltar implica dejar morir una parte, y darle espacio a lo nuevo y desconocido.

Para mí lo realmente retador es sostener ese vacío, a la espera de que en algún momento llegue algo nuevo, o simplemente pueda identificarlo (para que mi mente se quede tranquila).

Aceptar que ya no quiero ir a clases de costura ha sido un proceso, y un pequeño duelo. Amo a mi profesora, y mis compañeras son majísimas, pero yo voy primero. Y si siento que no es por ahí, observo, analizo y redirijo. El desenlace de la situación… decir que sí a costura es decir que no a otras cosas que quiero hacer. ¿Me compensa? Ahora mismo no.

Quizás algunas me odiáis por hacer que os cuestionéis este tipo de cosas, otras ni terminareis de leer el texto, y muchas otras lo leeréis y no haréis el ejercicio de mirar hacia adentro (no os juzgo porque yo hay preguntas que tampoco me he querido hacer). Pero si realmente quieres ver un cambio en ti, empieza por responder con honestidad, sea lo que sea que respondas estará bien, solo trata de poner conciencia, no tienes que tomar ninguna decisión si no quieres.

Y ahora te pregunto:

  • ¿Cuál es tu relación respecto a soltar, tanto cosas materiales como inmateriales?

  • Haz una revisión de aquello que te dices que eres, ¿todo eso sigue alineado con tu versión actual?

  • Sé muy honesta contigo, ¿qué sientes que necesitas soltar para sentirte más ligera

  • ¿Qué es aquello que mantienes, pero en el fondo sabes que no tiene sentido en este momento?

Para mí está siendo todo un tema… y por eso te lo quería compartir hoy aquí. Lo siento ya como una necesidad, y no tanto como una elección, cuando hay cosas que aprietan, hay que revisarlas.

¿Cuáles han sido tus sensaciones al leer esto? ¿Qué te gustaría compartir con otras mujeres? Cada comentario aporta muchísimo valor a quien lo lee, te invito a que comentes lo que sea que te apetezca y entre todas nos vayamos nutriendo. Tu experiencia es importante, para ti y para el resto.

Para poder compartir nuestras vivencias, hacer tribu y conocernos he pensado que estaría genial que nos encontrásemos una vez al mes. La idea es hablar sobre los temas que salen en la newsletter, pero también crear un espacio para que cada una pueda expresar lo que quiera, y acompañar y sostener en comunidad. Yo no voy a prepararme nada, dejaremos que fluya y entre todas iremos creando el encuentro. A mí me ilusiona mucho la idea, y poder poneros cara me saca una sonrisa :)

El encuentro lo haremos el día 13 de febrero, apúntalo en tu agenda si no te lo quieres perder, de 19h a 20h, aprox. Será importante que confirmes asistencia, pero de esto ya te informaré más adelante. Y no quedará grabado, será para las que puedan estar presentes.

Gracias por estar. Te abrazo fuerte, valiente.

Caminamos juntas.

Adriana

Anterior
Anterior

¡se acabó!

Siguiente
Siguiente

Maldita ( y Bendita) coherencia…