¡se acabó!
¡Hola preciosa!
Hace un par de días tuve una conversación con mi mejor amiga del alma, y algo surgió. Curiosamente el día anterior este tema ya había salido estando con otras amigas. Y como te dije, cuando necesitas ver algo, la vida viene a mostrártelo, de todas las maneras posibles.
Y quiero compartirlo contigo, porque estoy segura de que te pasa a ti lo mismo, 100%.
La cuestión es que no solemos ver todo lo que somos capaces de hacer, todo lo que estamos haciendo, todo lo que SOMOS; por norma general no valoramos nada de eso. Cuántas veces te han dicho: “Es que se te da genial tía…” (o algo por el estilo). Y tú has pensado: “Pero si no es para tanto”. O… “¿Sí? Yo no lo veo como algo especial…”
En cambio, cuando lo vemos en otra persona no hay duda de que ella SÍ que está haciendo un trabajazo, o está siendo súper valiente, o todas las cosas buenas que puedas pensar, y por lo tanto, sentimos admiración por ella. Pero nosotras nos medimos con una vara diferente.
¿Cómo puede ser que no seamos capaces de valorar y reconocer nuestros propios pasos, nuestro camino? Joder tía, has hecho cosas increíbles, has sabido gestionar una situación de puta madre, te has escuchado y te has priorizado, has tomado una decisión que te daba miedo, has puesto un límite a una persona, has dicho algo que temías decir… Hay muchísimas cosas que son dignas de admirar, pero nosotras sistemáticamente les quitamos importancia.
Bueno, pues ya está. Aquí doy un golpe en la mesa, por ti y por mí. Basta ya de hacernos pequeñas, de creer que no somos suficientes, que aún nos queda mucho por aprender, que lo podríamos haber hecho mejor, que no podemos hacer X cosa. OJO con cómo te hablas, OJO con lo que te dices, porque tus palabras tienen un poder increíble, las palabras crean tu realidad.
Haz la prueba. Coge una bolsa llena de… naranjas (¿?), lo que sea que pese un poco. Extiende el brazo con la bolsa en la mano, y sostenla. Repítete: no puedo, no puedo, no puedo sostener el peso, y ve creyéndotelo, al cabo de unos segundos el brazo perderá fuerza y dejarás caer la bolsa. Ahora vuelve a hacer lo mismo, y repite: yo puedo, yo puedo, yo logro sostener el peso, y créetelo. Y verás cómo aguantas mucho más tiempo sosteniendo la bolsa que antes.
Lo que nos decimos, la historia que nos contamos, condiciona nuestra realidad. ¿Qué historia te estás contando? Porque probablemente muchas cosas no sean ciertas. Ve con cuidado, porque no sabes lo que puedes llegar a limitarte solo con tus pensamientos. Observa qué te dices, y hazte la pregunta: ¿Es eso cierto? ¿Estoy realmente segura de que eso es cierto? Pon atención, píllate, detéctalo. Poner conciencia es el primer paso.
Y ahora te toca a ti, y te pongo los mismos “deberes” que me ha puesto mi mejor amiga:
Haz una lista de 50 cosas de las que estés orgullosa, cosas que hayas logrado, algo que estés viviendo, lo que sea. 50, ni una menos. Si lo haces, vas a flipar…
Siento que es momento de salir del monólogo interno que muchas veces tenemos de no ser suficientes, ni merecedoras. Grábate esto en la cabeza:
“ERES SUFICIENTE Y ERES MERECEDORA SIMPLEMENTE POR EL HECHO DE EXISTIR.” Punto.
Estoy harta de ver a mujeres súper capaces (y yo me incluyo) que se repiten una y otra vez la misma historia de mierda, súper limitante, y no ven más que lo que se han contado.
Ya está ¿vale? Dejemos de compararnos con las demás, mirémoslas como fuente de inspiración de lo que yo deseo conseguir o ser. Y ve a por ello.
Deseo de todo corazón que mires hacia adentro y abandones el personaje de “no puedo” y lo cambies por “puedo con cualquier cosa que me proponga”. Y te pongas a hacer el trabajo necesario, porque la acción es clave para conseguir lo que queremos, no va a llegar solo amiga. ¿Vale la pena? Vale la alegría, te lo aseguro.
¿Cuáles han sido tus sensaciones al leer esto? ¿Qué te gustaría compartir con otras mujeres? Cada comentario aporta muchísimo valor a quien lo lee, te invito a que comentes lo que sea que te apetezca y entre todas nos vayamos nutriendo. Tu experiencia es importante, para ti y para el resto.
Te abrazo fuerte, valiente.
Caminamos juntas.
Adriana