disfrutar
¡Hola preciosa!
Últimamente me estoy planteando cómo me relaciono con el hacer. La necesidad compulsiva de estar haciendo cosas todo el tiempo, la idea que tengo de la productividad… Es algo que salió en terapia y que tiene mucha chicha. Por cierto, hoy estaré en directo a las 17:30 en Instagram hablando sobre el ir a terapia y todo lo que surge alrededor de esta idea.
Pero como esto es algo que aún sigo observando y desgranando poco a poco, no va a ser el tema central de lo que hoy hablemos.
De lo que hoy me gustaría hablar es del disfrute. Y es que… ¿en qué momento pasamos de ser niñas que juegan y disfrutan, a ser adultas “serias” y responsables? ¿Cómo puede ser que nos tomemos, en general, la vida tan en serio?
A todas nos gusta disfrutar ¿no? ¿Qué es disfrutar para ti? ¿Qué implica? ¿Qué necesitas para hacerlo? Muchas veces pensamos que si tuviésemos otra realidad la vida sería mejor, más fácil, más divertida, con menos preocupaciones… La realidad de cada una es la que es, y nadie va a venir a juzgar eso.
El disfrute es una decisión, porque está en tu mano. ¿Estás harta de tu trabajo? Esa podría ser una realidad, pero si en este momento sientes que no es momento de hacer un cambio, ¿qué puedes hacer para disfrutarlo un poco más? Quizás con prepararte un té durante el día, poner flores frescas en tu escritorio, poner música que te gusta, o encender incienso… Con uno de esos pequeños actos, tu percepción cambia. Haciendo eso estás escuchando qué necesitas, por pequeño que sea, y te lo estás dando, estás haciendo algo por ti, acorde a tus circunstancias.
¿Podemos tener pequeños momentos de disfrute durante el día que cambien nuestra realidad? Rotundamente sí. ¿Y de quién depende? De ti.
¿Para qué vas a hacer algo sufriendo, torturándote, repitiéndote no se qué en la cabeza, si puedes hacer un pequeño cambio simplemente conectando con aquello que te gusta y te hace sentir bien? En lo que pones la atención, se expande. ¿Dónde decides ponerla tú?
Te puedo asegurar que esos pequeños gestos lo cambian todo. Esas acciones son los que te muestran que estás haciendo algo por ti, desde el amor, desde el autocuidado.
Y te escribo desde la terraza, recibiendo el calor del sol, tomándome un té, y llevando un sombrero porque no quiero que me dé el sol en la cara, ayer te compartí la foto de este momento en Instagram. Y lo hago porque decido que este momento sea un rato placentero, de conexión conmigo misma, dándome lo que me apetece. Y trabajar desde el disfrute (en la medida en la que puedas) te coloca en otro lugar.
Y ahora te toca a ti:
Piensa en situaciones cotidianas en tu vida que no sean placenteras de por sí. Haz una lista.
Por cada una de esas situaciones, haz una lista de acciones que puedes añadir para sentirte mejor, aquellas cosas que suban algunos puntos el disfrute. SIEMPRE se puede hacer algo, no vale quedarse en la resignación.
Elige una, y pon en práctica esas pequeñas acciones.
Observa cómo te sientes. ¿Ha habido algún cambio? Impleméntalas poco a poco en función de cómo te hagan sentir. Utiliza la prueba-error, se trata de ir haciendo pequeños ajustes.
Por ejemplo, yo a veces cuando cocino me pongo música, corto queso y me pongo una copa de vino. Y no te puedo ni explicar cómo me lo gozo simplemente haciendo la comida. Experimenta, prueba, y sobre todo… DISFRUTA DE LA VIDA.
Ojalá que esto que te cuento te acerque a vivir una vida conectada con el disfrute, con la presencia, y con todo lo que ya tienes en este momento.
¿Cuáles han sido tus sensaciones al leer esto? ¿Qué te gustaría compartir con otras mujeres? Cada comentario aporta muchísimo valor a quien lo lee, te invito a que comentes lo que sea que te apetezca y entre todas nos vayamos nutriendo. Tu experiencia es importante, para ti y para el resto.
Te abrazo fuerte, valiente.
Caminamos juntas.
Adriana